sábado, 11 de enero de 2020

Las 12 Leyes del Karma que afectan tu vida aunque no lo quieras




Las 12 Leyes del Karma que afectan tu vida aunque no lo quieras

Karma es una palabra sánscrita que significa acción. Las leyes de Karma son un equivalente a la ley de Newton que menciona que “toda acción debe tener una reacción”. Cuando pensamos, hablamos o actuamos, iniciamos una fuerza que reaccionará en consecuencia. Esta fuerza de retorno puede ser modificada, cambiada o suspendida, pero la mayoría de la gente no está capacitada para erradicarla.

Esta ley de causa y efecto no es un castigo, es exclusivamente una reacción energética universal ante una energía emanada por nosotros mismos. He allí el aprendizaje: Debemos estar conscientes cien por ciento de lo que emitimos al universo.

Una persona no puede escapar de las consecuencias de sus acciones, y sufrirá si él mismo ha creado las condiciones para su sufrimiento. La ignorancia de la ley no es excusa, igualmente actúan tal como la ley de gravedad.

Conoce las 12 leyes del karma y controla tu vida:
Para dejar de tener miedo y empezar a tener poder en tu mundo, necesitas saber todo sobre las leyes kármicas. Aquí hay 12 Leyes del Karma poco conocidas que cambiarán tu vida:

1. La Gran Ley: “Lo que siembras, lo cosechas”.

Esto también se conoce como la “Ley de Causa y Efecto“. Se refiere a que lo que sea que emitimos hacia el Universo, es lo que regresa a nosotros, pero magnificado, ya que la energía se expande en forma de espiral.
Si lo que queremos es Felicidad, Paz, Amor, Amistad… Entonces debemos SER Felices, Pacíficos, Amorosos y ser un Verdadero Amigo.

Lo que das, recibes.

2. La ley de la Creación:

La vida no se trata de, simplemente, esperar ser feliz, pues para lograr esa felicidad se requiere de nuestra “creación”, es decir, nuestra participación.
Somos uno con el Universo, tanto por dentro como por fuera, así que lo que sea que nos rodea nos da pistas constantemente de nuestro estado interior. Sé tú mismo, y rodéate de todo aquello que quieres tener presente en tu Vida.

3. La ley de la humildad:

Lo que te niegas a aceptar, continuará manifestándose en ti. Si lo que vemos es un enemigo o alguien con un rasgo de carácter que nos parece negativo, entonces nosotros mismos no estamos enfocados en un nivel de existencia más alto. Debemos entonces aumentar nuestra vibración.

4. La ley del crecimiento:

“Dondequiera que vayas, ahí es donde siempre estás”

Para que podamos crecer en espíritu, debemos cambiar desde adentro de nosotros mismos, y no a las personas, lugares o cosas a nuestro alrededor.
Lo único real que tenemos en nuestras vidas es a “nosotros mismos“, y ese es el único factor sobre el que tenemos control. Cuando cambiamos, y entendemos quiénes y qué somos, dentro de nuestro corazón, nuestra vida cambia también de camino.

5. La ley del derecho de responsabilidad:

Reflejamos lo que nos rodea, y lo que nos rodea nos refleja… esta es una Verdad Universal. Debemos asumir la responsabilidad de lo que hay en nuestra vida. Somos responsables de nuestros éxitos, nuestros fracasos y nuestros sentimientos.

Siempre que existe algo malo en tu vida, ten por seguro que hay algo malo en tí.

Ser responsable de cada palabra, acción y emoción, nos acerca a la paz interior.

6. La ley de la conexión:

Es muy importante saber que todo en el Universo está conectado, que cada paso lleva al siguiente, y así sucesivamente.

Alguien debe hacer el trabajo inicial para comenzar un trabajo. Ni el primer paso ni el último son de mayor importancia, ya que ambos son necesarios para llevar a cabo la tarea. El Pasado, Presente y Futuro… están todos conectados…

7. La ley del enfoque:

No puedes pensar en dos cosas al mismo tiempo. Cuando nuestro enfoque está en los Valores Espirituales, es imposible que tengamos pensamientos más decadentes, como la avaricia o el enojo

8. La ley de dar y la hospitalidad:

Si crees que algo es verdad, entonces en algún momento de tu vida se te pedirá que demuestres esa verdad en particular… Aquí es donde ponemos lo que DECLARAMOS que hemos aprendido, en la PRÁCTICA real.

La vida se resume en dar y recibir. Si eres una persona que DA, que entrega su amor y compasión a los demás, entonces estás blindada y siempre vas a recibir las bondades del universo.

9. La ley del aquí y el ahora:

Mirar hacia atrás para revivir lo que fue, nos impide estar totalmente en el AQUÍ Y AHORA. Viejos pensamientos, viejos patrones de comportamiento, viejos sueños… Evitar que tengamos lo nuevo.

Lograr estar en el presente es algo bastante complicado en estos tiempos tan vertiginosos, pero aprendiendo a aplicar el enfoque, la relajación y la concentración, podremos valorar mucho más cada instante de nuestra vida, y vivir conscientes de todo lo que nos rodea y de nuestro interior.

10. La ley del cambio:

Las circunstancias se van a repetir hasta que logres trascender el aprendizaje que trae para ti. Esta ley implica responsabilidad, ya que cada elección que tomemos la debemos realizar desde la bondad y la humildad, evitando siempre el hacer daño a terceros, y evitando ir en contra de nuestra verdadera esencia.

Esto sólo es posible a través del autoconocimiento, ya que solamente cuando seamos capaces de entendernos a nosotros mismos, podremos hacer fluir todos aquellos cambios que van a ir construyendo nuestro verdadero destino.

11. La ley de la paciencia y la recompensa:

Todas recompensa viene de un esfuerzo inicial. Las recompensas de valor duradero requieren un trabajo paciente y persistente. La verdadera alegría sigue a hacer lo que se supone que debemos hacer y a esperar que la recompensa llegue en su momento.

Nada llega así porque sí, y nada sucede sólo porque el destino o la suerte lo decida, y aunque algunas circunstancias puedan parecer mágicas casualidades, lo cierto es que responden a una causa original. Somos los creadores de nuestro presente, y nuestro futuro, por ello el coraje, la determinación y el esfuerzo, son garantías inequívocas de el éxito más rotundo.

12. La ley de significación e inspiración:

Te recuperas de algo, sea lo que sea que hayas puesto en ello. El verdadero valor de cualquier cosa es directamente proporcional a la intensión y la energía que en eso pones. Tu contribución personal implica una contribución al universo… si ésta es mediocre, no tendrá el impacto esperado y se disolverá en la nada.

Todo aquello que hagas con amor y entrega, repercutirá en la resonancia universal y creará más amor y más beneficios para ti y tu entorno.

Si le damos valor a cada tarea, invirtiendo en ella nuestros mejores recursos personales, ocurrirá la magia.

Creas o no en la filosofía, éstas leyes del karma están actuando en tu vida. Es como la ley de gravedad, está allí, y lo sabemos.

Entender las leyes del Karma es entender la vida y aprender a vivir de manera consciente, en armonía con el todo.

viernes, 10 de enero de 2020

En la vida todo llega, todo pasa y todo cambia

En la vida todo llega, todo pasa y todo cambia

Al principio somos como niños ansiosos. Queremos que todo llegue lo antes posible, soñamos con devorar experiencias, con exprimir la vida. Más tarde llegan los triunfos, las desilusiones, las piedras en el camino… No obstante, de eso trata la vida, de avanzar, de asumir cambios y ser humildes en todo ese maravilloso trayecto vital.

¿Quién no ha querido alguna vez que algo llegue lo más pronto posible? ¿Y quién no ha deseado en alguna ocasión que un momento fuera eterno, que el tiempo se detuviera ahí mismo como esas rocas que se alzan firmes en medio del océano?

La vida es un duro equilibrio entre avanzar y dejar ir. Lejos de ser prisioneros del sufrimiento, debemos asumir que en realidad, todo llega y todo pasa...

No importa, porque los buenos momentos siempre se quedarán impresos en nuestra memoria. El hombre, por así decirlo, está hecho de recuerdos y nos pasamos gran parte del día evocando buenos y malos instantes.

Admitir que nuestra vida discurre un poco más cada día y que avanza con un tic-tac que nadie puede detener, es sin duda algo que nos asusta y que nos obliga a reflexionar. No obstante, no hay que tener miedo a ese camino, a ese avanzar.

Todos somos breves inquilinos es este mundo imperfecto lleno de cosas maravillosas. No hay que tenerle miedo a los años, sino a la vida no vivida, a los años vacíos huecos de emociones, de triunfos y por qué no, también de fracasos nunca experimentados. Esos de los que tanto aprendemos.

Reflexionemos hoy brevemente sobre este avanzar de nuestra existencia, hablemos de esos aspectos permanentes que debemos cuidar cada día para llevar una vida más plena.

En la vida todo cambia, excepto las esencias

En efecto, podríamos decir que en esta vida todo llega, todo pasa y todo cambia. No obstante, hay algunos elementos que deben ser puntos fijos en nuestro microuniverso particular:

Tu autoestima, tu necesidad por aprender e ilusionarte

El amor, el respeto, la dignidad y nuestra necesidad por cultivar el crecimiento personal, deben ser pilares esenciales en tu día a día. Veletas que guiar con fuerza y entereza tu camino, sea cual sea.

Hay veces en que en esta extensa aventura vital, declinamos muchos de estos aspectos en favor de otras personas. Hay quien prioriza en algún momento de su vida a sus parejas hasta tal punto, que se olvida de uno mismo.

Y si bien todo es justificable si los sentimientos son intensos, hay que saber mantener el equilibrio. Ofrecernos a los demás hasta el punto de olvidar nuestras necesidades, nos hará caer tarde o temprano en la frustración, y por tanto dejaremos de avanzar.

Cuando pierdes tu capacidad por ilusionarte, cuando tus días están aferrados a la preocupación o la insatisfacción, tu vida ha dejado de avanzar. El peso que acumulas te arraiga ya al sufrimiento. Respira, relativiza todo lo que te aferra y rompe las cadenas que creas necesarias…

Puede que pienses también que otro aspecto que no debe cambiar a lo largo de nuestra vida, son sin duda los valores. Bien, sin lugar a dudas existirán esos esquemas básicos que nunca romperemos, como es el respeto a uno mismo y a los demás, la honestidad, la valentía…

Ahora bien, dentro de este avanzar vital, todos podemos llegar a hacer pequeños cambios en nuestra personalidad e incluso en nuestra escala de valores de acuerdo a las experiencias vividas. Y todo será sin duda para bien porque forma parte del proceso de aprendizaje y de crecimiento.

No le tengas miedo a los cambios, son anclas que rompemos para avanzar con un poco más de sabiduría de acuerdo a los actos vividos.

El amor que nos trasciende

El amor que sentimos por los nuestros, por nuestra familia, por nuestra pareja o nuestros hijos, son también puntos fijos en nuestra esencia vital.

Ahora bien, el amor no es una entidad estable en el tiempo. También el amor se trasforma y se adapta. Un ejemplo de ello es nuestra propia relación de pareja.

Los dos miembros deberán ir adaptando a los cambios vitales que van surgiendo a lo largo del tiempo: los cambios de trabajo, la llegada de los hijos, el equilibrar el crecimiento individual con el crecimiento de la propia pareja.

Todo ello son momentos que van a exigir nuestra dedicación, nuestra sabiduría y la capacidad de ir avanzando siendo dos personas en una misma unidad existencial. Compartimos esas mismas raíces nutridas por el amor, pero alzamos nuestras ramas personales para seguir creciendo personalmente.

Claves para asumir los cambios con sabiduría

– Tú eres la prioridad, el protagonista de tu vida y eres importante dentro de tu mundo. No te aferres a los miedos o a la indecisión porque a largo plazo, llegará la frustración, el lamento por una vida no vivida.

– Nunca dejes de cuidar a ese «niño interior«. Debes ilusionarte por ti y por la vida, ser espontáneo dentro de toda la sabiduría que has adquirido. Disfruta de las cosas sencillas, ama, experimenta, atrévete.

No te ancles a los errores del pasado ni te alimentes de nostalgias, la vida no espera a quien se detiene en sus propias oscuridades. La vida busca luz y su propia libertad, permítete crecer con ella, con optimismo, con ilusión y sencillez.

jueves, 9 de enero de 2020

Qué son los chakras y cómo alinearlos

Qué son los chakras y cómo alinearlos

Los chakras son centros energéticos muy sutiles cuya función es la de equilibrar cuerpo, mente y espíritu para brindarnos bienestar. Los más importantes son 7 y son los que rigen todos los órganos.

¿Qué sabes de los chakras? ¿Alguna vez los sentiste vibrar o viste sus colores? ¡Es una experiencia maravillosa! Medita mucho así lograrás elevar sus vibraciones y te harán sentir en perfecto equilibrio.

La palabra chakra viene del sánscrito y significa rueda o disco. Su función es recibir, acumular y distribuir la energía vital para el buen funcionamiento del cuerpo.

Estas ruedas emiten ondas energéticas vibrante y su fuerza y velocidad dependen de en qué lugar estén ubicados. Esta energía inhalada llamada prana, recorre el cuerpo y conecta con órganos y glándulas para regular su buen funcionamiento. Tenemos muchos chakras pero los principales son 7.

Los 7 chakras principales
Estos 7 chakras están alineados a lo largo de la columna vertebral, desde la base hasta la corona de la cabeza. Los discos se encuentran girando y conectan su energía al sistema nervioso central.

Primer chakra: Muladhara o chakra de la Raíz
Relacionado con la mente y las emociones, los hábitos y el comportamiento.
Asociado con intestino, piernas y pies.
Ubicado en el perineo, en la base de la columna vertebral.
Aspectos emocionales: supervivencia, independencia y autoestima. Proporciona estabilidad emocional.
Se bloquea con el miedo.
Color: rojo.
Elemento: tierra.
Mantra: LAM.

Segundo chakra: Svadhisthana o chakra Sacro
Relacionado con la creatividad, deseo, pasión, movimiento.
Asociado con caderas, genitales, sistema reproductivo, riñones y vejiga.
Ubicado bajo el abdomen entre el pubis y el ombligo.
Aspectos emocionales: sentido de abundancia, bienestar, placer y sexualidad. Refleja nuestra conexión y capacidad de aceptar nuevas experiencias.
Se bloquea con la culpa.
Color: naranja.
Elemento: agua.
Mantra: VAM.

Tercer chakra: Manipura o chakra del Plexo Solar
Relacionado con nuestra habilidad para tener confianza y el control de nuestras vidas. Representa el poder personal.
Asociado con el sistema digestivo.
Ubicado en la zona del plexo solar, entre el diafragma y el ombligo.
Aspectos emocionales: autoestima, autoconfianza.
Se bloquea con la vergüenza.
Color: amarillo.
Elemento: fuego.
Mantra: RAM.

Cuarto chakra: Anahatha o chakra del Corazón
Relacionado con el amor universal, relaciones, sentimientos y compasión.
Asociado con el sistema respiratorio.
Ubicado en el centro del pecho, encima del corazón.
Aspectos emocionales: amor, alegría, paz interior y seguridad en uno mismo.
Se bloquea con el dolor y la tristeza.
Color: verde y rosa.
Elemento: aire.
Mantra: YAM.

Quinto chakra: Vishuddha o chakra de la Garganta
Relacionado con la purificación y la capacidad de comunicarse. Es el motor de la creatividad y la comunicación.
Asociado con el cuello, garganta, mandíbula y dientes.
Ubicado en la garganta.
Aspectos emocionales: comunicación, expresión de sentimientos y la verdad.
Se bloquea con mentiras y autoengaño.
Color: azul.
Elemento: éter.
Mantra: HAM.

Sexto chakra: Ajna o chakra del Tercer ojo
Relacionado con la memoria, la concentración y la percepción.
Asociado con la glándula pituitaria, los ojos y el cerebro. Es el contacto con la espiritualidad divina.
Ubicado en la frente, entre los ojos.
Aspectos emocionales: intuición, imaginación, sabiduría y capacidad de pensar y tomar decisiones.
Se bloquea con el individualismo y egoísmo.
Color: índigo.
Elemento: la luz.
Mantra: OM.

Séptimo chakra: Sahasrara o chakra de la Coronilla
Relacionado con la mente, nos conecta con el infinito. Es el chakra de la conciencia pura y representa la espiritualidad.
Asociado con la glándula pineal y el córtex cerebral.
Ubicado en la coronilla.
Aspectos emocionales: la belleza interior y exterior. Al tener este chakra equilibrado sentimos el amor universal.
Se bloquea con el sentimiento de apego.
Color: violeta y blanco.
Elemento: la luz interior.
Mantra: en silencio.

«Los Chakras de la tierra son similares. Son un reflejo de la raíz de todo el camino hacia la corona superior de los vórtices energéticos de la tierra». Robert Coon

Cómo alinear los chakras y por qué
Cuando un chakra se encuentra fuera de equilibrio significa que está sobreactivado o desactivado, o posiblemente congestionado o bloqueado. Es necesario entender cómo alinear los chakras y conocer los beneficios que ellos traen para la vida. Mantener tus chakras equilibrados te convierte en un ser más evolucionado e iluminado.

Los chakras pueden alinearse:

Practicando yoga
Cantando mantras
Con el uso de gemas
Con reiki
Meditando, meditando, meditando…

Cualquier desequilibrio en alguno de los chakras puede ocasionar molestias o afecciones porque la energía queda estancada e impide el correcto flujo a través del cuerpo. Deben mantenerse alineados dado que todo desequilibrio emocional se verá reflejado en él y podría traer alguna enfermedad.

El egoísmo en el amor: dámelo todo a cambio de nada



El egoísmo en el amor: dámelo todo a cambio de nada

Hay personas que no nos aman como merecemos. Estas están a nuestro lado por los beneficios, para satisfacer sus deseos y llenar vacíos. Los amores egoístas crean estragos y dejan marca. Reaccionar a tiempo es el único modo de salir enteros de este tipo de relaciones.

El egoísmo en el amor origina auténticas catástrofes personales. Hay quien, a pesar de vestir ya su traje de adulto hecho y derecho, se ofrece al otro mediante un ‘yo’ infantil que ve en las relaciones afectivas un vehículo para satisfacer sus propias necesidades. Son tomadores en busca de dadores, son figuras inmaduras que no entienden ni quieren entender el lenguaje de la reciprocidad.

Decía Abraham Maslow que no todos los comportamientos egoístas son malos. No al menos hasta que comprendemos qué motivaciones los guían y definen. Así, y como ejemplo, el hecho de priorizarnos y de invertir de vez en cuando en nosotros mismos responde a una conducta no solo positiva, sino recomendable para la propia autoestima. Ahora bien, en el lado opuesto, en el reverso más oscuro, tenemos al egoísmo insano y dañino.

Erich Fromm fue uno de los primeros autores en hablar precisamente del egoísmo en el amor. Según el autor de El miedo a la libertad o El arte de amar, hay quien concibe las relaciones como un escenario claramente instrumental orientado a tomar y recibir. Son hombres y mujeres incapaces de ver más allá de su preciada esfera personal.

«El egoísmo no es vivir como uno desea vivir, es pedir a los demás que vivan como uno quiere vivir».

-Oscar Wilde-

El egoísmo en el amor, el quinto jinete

Cuando el psicólogo de la Universidad de Washington John Gottman enunció su famosa teoría sobre los ‘cuatro jinetes predictores de la separación‘, pasó por alto la dimensión del egoísmo en el amor. En su enfoque hablaba de que los mayores peligros de una relación son la indiferencia, la actitud defensiva, la crítica y el desprecio.

Podríamos decir por tanto que el egoísmo podría alzarse como un quinto jinete igualmente devastador. No obstante, en realidad, el doctor Gottman no llegó a incluir este elemento como predictor exclusivo de las rupturas afectivas, en cierto modo porque esta dimensión enhebra ya cada una de las dimensiones citadas. La persona que critica, que vulnera, que desprecia al otro o elude responsabilidades supura egoísmo y esto es algo más que evidente.

Ahora bien, por más evidente que parezca, no siempre lo vemos venir. Porque como bien sabemos, hay veces que el amor duele y duele porque en sus inicios suele ser muy ciego. La mayoría de nosotros, en algún momento, lo hemos arriesgado todo por alguien. Nos hemos lanzado con toda la caballería por esa persona en apariencia perfecta y fascinante para acabar en un precipicio emocional. Porque la persona egoísta es sibilina y embaucadora en sus inicios y es fácil caer en su embrujo.

Más tarde, cuando ya ha conseguido a su ‘dador’ se aprovecha de él y revela su auténtico rostro. Se vale del chantaje emocional y de la manipulación para ser como ese agujero negro que todo lo engulle. Y no, no devuelve nada de lo que se traga, porque la personalidad egoísta nada tiene que ofrecernos salvo carencias y decepciones.

Las personas egoístas no aman porque no saben amarse

Esta frase puede parecernos contradictoria, pero vale la pena reflexionar sobre ella unos segundos: el egoísmo en el amor surge como resultado de la incapacidad de amarse a uno mismo. ¿Cómo es posible? Estamos tan acostumbrados a dar por cierta la idea de que el egoísmo, como el narcisismo, responde a ese perfil de personalidad donde uno solo se quiere a sí mismo, que no percibimos a la realidad oculta de este comportamiento.

Como bien nos señalaba Erich Fromm en su libro El arte de amar, la persona egoísta, en realidad, se detesta a sí misma. Carece de amor propio, es alguien frustrado y tan lleno de necesidades que instrumentaliza las relaciones para obtener lo que necesita.

«El individuo egoísta no se ama demasiado, sino muy poco; en realidad, se odia. Tal falta de cariño y cuidado por sí mismo, que no es sino la expresión de su falta de productividad, lo deja vacío y frustrado. Se siente necesariamente infeliz y ansiosamente preocupado por arrancar a la vida las satisfacciones que él se impide obtener».

-Erich Fromm-

La pareja egoísta está vacía de amor propio y reclama de los demás lo que le falta

Hace unos años, el departamento de Psicología de la Universidad Estatal de Nueva York, realizó un estudio muy revelador. Comparaba el comportamiento altruista con el egoísmo. Algo que quedó claro es que las personas altruistas se sienten más realizadas personal y emocionalmente. Dan sin esperar recibir nada cambio. Ofrecen su tiempo y sus recursos a los demás libremente porque ese acto espontáneo les genera bienestar.

Ahora bien, la persona egoísta reclama a los demás lo que no tiene. Nada puede (ni quiere) ofrecer a quienes le rodean porque lo único que tiene son carencias. Le falta la autoestima, el amor propio y la seguridad en sí misma. De ahí que el egoísmo en el amor sea poco más que una trampa para osos donde intentar ‘capturar’ a alguien lo bastante bueno como para servir de devoto donante.

Como vemos, son comportamientos tan tóxicos como dolorosos en materia afectiva. Esto nos recuerda, una vez más, ese principio capital en materia de relaciones: amarse a uno mismo es clave para amar bien a los demás. Aprendamos por tanto a ejercitarlo de manera correcta y saludable, porque los egoísmos insalubres son como barcos sin vela: nunca llevan a buen destino.

miércoles, 8 de enero de 2020

Cultivar el sentido de esperanza para reducir la ansiedad

Cultivar el sentido de esperanza para reducir la ansiedad

Un modo de reducir el estrés y la ansiedad del día a día es desarrollar un enfoque mental basado en la esperanza. Esta dimensión integra aspectos, como la mentalidad de crecimiento y la resiliencia, para poder apagar la angustia y las ideas negativas.

Un modo de reducir el peso asfixiante de la ansiedad es aprendiendo a cambiar nuestro enfoque mental. Así, algo tan adecuado como cultivar el sentido de esperanza en el día a día nos ayudaría a disolver la impronta de esta condición psicológica. Es más, una serie de estudios recientes nos explican que podría ser una fuente de «curación» muy interesante.

Ahora bien, es muy posible que más de uno ponga en duda esta idea. Al fin y al cabo, el concepto de esperanza es para muchos poco más que un concepto romántico, una idea bienintencionada pero quizá, con escaso rigor terapéutico. Nada más lejos de la realidad. Decía la escritora y activista Helen Keller que no se puede ir por la vida sin esperanza y autoconfianza, porque sin estas dos dimensiones, se pierden las fuerzas.

Una idea nos ayuda a entender la implicación de este término en relación a la ansiedad cotidiana. Esperanza es básicamente confianza, pensando que en el futuro se cumplirán nuestras expectativas. Es a su vez, el deseo combinado con el optimismo, ahí donde se uno es capaz de focalizarse en un horizonte más amable e incluso ilusionante.

Lo opuesto a la esperanza es el miedo. Aún más, es el convencimiento casi absoluto de que eso que está por venir, es amenazante y va en nuestra contra. La mente ansiosa tiene este mismo patrón de pensamiento. Saberlo, entender cómo trabaja nuestro enfoque mental en estas circunstancias es el primer paso para hacer cambios, para asumir otras perspectivas.

«Hay una grieta en todo. Así es como entra la luz».

-Leonard Cohen-

Cultivar el sentido de esperanza nos ayudaría a reducir la ansiedad

Los trastornos de ansiedad constituyen un conjunto teórico muy complejo donde se entremezclan un gran número de microuniversos caóticos. Está la angustia permanente, están esas ideas a menudo perturbadoras y limitantes, así como una serie de emociones que tienen a inflamar aún más la preocupación, la presión e incluso el miedo.

Podríamos decir que es nuestra sociedad y el actual estilo de vida es el que nos genera este tipo de situaciones. Podríamos afirmarlo, pero no sería del todo acertado.

La ansiedad no es ni mucho menos el resultado total y absoluto de un contexto o de una serie de circunstancias concretas. Lo es en parte, pero lo que más influye a la hora de que una persona sufra un trastorno del estado de ánimo es el modo en que afronta su día a día.

En esencia, no es lo que nos pasa, es cómo respondemos a lo que nos sucede. Ahí, influyen desde factores genéticos, tendencias heredadas desde la infancia y a menudo, una falta de recursos psicológicos para manejar las dificultades, por muy pequeñas que sean.

Ahora bien, entendiendo todo esto… ¿en qué nos puede ayudar cultivar la esperanza?

El sentido de esperanza como clave del bienestar psicológico

A la hora de tratar la ansiedad existen diferentes terapias y enfoques. A veces, son necesarios los fármacos, otras veces complementamos el tratamiento con técnicas de relajación y meditación, como el mindfulness. Hay sin duda diversas estrategias y todas dependen del paciente y de aquello que se ajuste mejor a sus necesidades.

Matthew Gallagher, psicólogo y profesor de la Universidad de Houston, señala que estamos descuidando un aspecto altamente significativo: el sentido de la esperanza. Así, en un estudio realizado por él mismo y su equipo durante este año se demostró que si incluimos en psicoterapia este factor, los cambios se notan.

Se trata, en esencia, de añadir ese componente filosófico, espiritual y emocional donde lograr que la persona vaya cambiando su forma de pensar, de sentir y de percibir la realidad.

Apagar la angustia requiere sin duda el convencimiento interno de que tal vez, las cosas no van a ir tan mal, de que si hoy ha sido un mal día mañana las cosas pueden mejorar.

El doctor Gallagher, autor de este estudio, demostró que el sentido de la esperanza integra algo más que un componente filosófico. No es decirnos únicamente que aquello que tanto deseamos va a suceder; en realidad acoge unos componentes que pueden favorecer nuestra salud mental. Son los siguientes:

Resistencia: capacidad para afrontar la adversidad con fortaleza y seguridad, pero a su vez, con adecuada flexibilidad cognitiva. Es decir, ante cualquier problema, lejos de quedarnos bloqueados en la negatividad, uno debe ser hábil e ingenioso para saber responder.

Mentalidad de crecimiento: el sentido de esperanza se compone también de esta valía excepcional. Define nuestra capacidad para pensar siempre en positivo, superándonos, aunando motivación y resolución para avanzar en la vida y ante cualquier circunstancia.

Si incluyéramos estos enfoques en nuestro día a día, nuestra realidad daría un cambio. Se reduciría la angustia, la inseguridad y la sensación de que no tenemos el control sobre lo que nos sucede. Desarrollar un sentido de la esperanza auténtico, útil y saludable, requiere tiempo; no obstante, si nos comprometemos en ello, podremos lograrlo.

martes, 7 de enero de 2020

El peligro de tomar decisiones desde un sentimiento de carencia

El peligro de tomar decisiones desde un sentimiento de carencia

Cuando nos sentimos carentes, el miedo gana terreno como inspirador de decisiones. Cuando nos sentimos abundantes, es más fácil que empecemos a trabajar para lograr lo que sabemos que merecemos.

Hemos de hacer frente a numerosas tomas de decisiones, algunas de ellas tan relevantes que pueden definir nuestro futuro. Es evidente que en todo momento tratamos de realizar la elección que, creemos, más nos conviene. No obstante, en ocasiones, mantenemos un sentimiento de carencia que nos impulsa a decidir por los motivos incorrectos.

No siempre es fácil percatarse de que es ese vacío interno el que nos mueve. Pero una vez tomas conciencia, encuentras la libertad para construir tu camino esperando lo mejor, no temiendo lo peor.

Por ello, en este artículo vamos a dar las claves para identificar y eliminar este gran obstáculo.

El sentimiento de carencia en las decisiones diarias

Todos nos hemos enfrentado a situaciones vitales que nos hacen infelices, pero de las que nos vemos incapaces de salir. Un trabajo que nos desagrada y nos desborda, una amistad interesada y egoísta, una pareja que nos hiere. Seguramente en innumerables ocasiones nos hemos planteado cambiar esa realidad, pero algo nos mantiene en ella: el sentimiento de carencia.

Racionalmente podemos justificar nuestra decisión pensando que, en el fondo, compensa. Que no es para tanto. Pero el pensamiento de fondo que no logramos detectar es: debo conformarme porque no puedo optar a nada mejor. Debo continuar en este empleo que me desgasta la salud porque no encontraré otro. He de soportar esta amistad desequilibrada porque, si no, me quedaré solo. No puedo dejar a mi pareja, aunque me dañe, porque ¿quién más querría estar conmigo?

Estos pensamientos son verdaderamente duros y, por ello, es complicado aceptar que los tenemos. No es sencillo reconocer que, en el fondo, no nos sentimos merecedores de algo mejor. Sin embargo, hasta que no lo hagamos, el autosabotaje continuará manteniéndonos estancados en situaciones que nos hacen sufrir.

Decidir desde la abundancia

Cuando tomamos decisiones con un sentimiento de carencia de base, elegimos con miedo. Miedo a que venga algo peor, miedo a quedarnos sin nada por haber intentado lograr algo más. La alternativa natural a este proceso es la toma de decisiones desde el sentimiento de abundancia.

Elegir con optimismo, esperanza y convicción. Sabernos merecedores de una buena vida y unas relaciones sanas y actuar para proporcionárnoslas.

Desde este enfoque, la persona no teme soltar la espina a la que se está aferrando. Comprende que existen para él otras oportunidades y que, en cualquier caso, es mejor quedarse con las manos vacías que repletas de heridas.

El individuo que se encuentra en esa posición tiene la autoestima y la confianza en sí mismo suficientes para decir «no«. Conoce tan bien su valía que no permanece en lugares donde esta no se reconoce.

¿Cómo eliminar el sentimiento de carencia?

Para evitar que este sentimiento domine nuestras decisiones, hemos de trabajar fundamentalmente dos aspectos: la autoestima y el optimismo. Cuando nos resignamos, cuando nos conformamos por miedo, no nos estamos amando.

La autoestima consiste en forjar una relación sana con uno mismo, en la cual primen el respeto y el apoyo. Al quererte es más complicado que permitas que tus límites sean transgredidos, que dejes pasar comportamientos que te dañan. La clave para encontrar la fuerza que te impulse a buscar y esperar lo que mereces es el amor propio.

Por otro lado, el optimismo es fundamental para generar unas expectativas positivas respecto al futuro. Nuestra mente es uno de los mayores elementos limitantes: nos convence de que no hay otras opciones, de que no podemos optar a lo que deseamos. Cuando desarrollamos el optimismo, recuperamos nuestro poder como dueños de nuestro futuro, dejamos de vernos como víctimas de las circunstancias para comenzar a sentirnos capaces.

Trabaja a diario para modificar los mensajes que te diriges, no escuches afirmaciones limitantes, sal de la carencia. Comienza a hablarte de tu capacidad, de tu valentía y de tu valor. Empodérate y motívate para salir de lo que te daña y dirigirte hacia lo que deseas, para creer que lo mereces.

Comienza por cuidarte y respetarte, de tal manera que te resulte inconcebible aceptar un entorno que no te ame y respete del mismo modo. Empieza a decidir desde la esperanza, la abundancia y el merecimiento, en lugar de hacerlo desde el miedo, la inseguridad y la carencia.

lunes, 6 de enero de 2020

Recuperar la alegría

Recuperar la alegría

Hacer frente a las adversidades se vuelve complicado cuando todas aparecen al mismo tiempo. No obstante, en cualquier situación, la alegría se trabaja desde dentro.

Hay ocasiones en la vida que parecen corroborar aquella frase que dice que las desgracias nunca vienen solas. A veces parece que todo nos sale mal y resulta difícil encontrar la luz al final del túnel. Sin embargo, si hacemos un esfuerzo por recuperar la alegría, hallaremos la paz necesaria para atravesar esta dura situación.

La vida se compone de ciclos, algunos más positivos que otros. La única verdad irrefutable es que es prácticamente imposible no enfrentar en algún momento la frustración, la decepción o la tristeza. No obstante, en nuestras manos está no dejarnos llevar por la desesperanza y trabajar mentalmente para recuperar la alegría.

¿Por qué perdemos la alegría?

Cada uno de nosotros tiene un umbral diferente para el dolor emocional. Algunas personas cuentan con más destreza que otras para afrontar las complicaciones con optimismo y esperanza. En cualquier caso, cuando varios ámbitos de nuestra vida no están funcionando de la manera esperada, es común que la tristeza se instale en nosotros.

Existen principalmente cuatro áreas que, en función de su estado, determinan el grado de satisfacción vital de una persona:

Familia: contar con buenos lazos afectivos con nuestros familiares. Sentir que pertenecemos, que somos aceptados, apoyados y amados.

Amigos: unas relaciones sociales satisfactorias son verdaderamente importantes para gozar de una buena salud tanto física como mental. Todos necesitamos tener cerca amigos de verdad con quienes nos sintamos comprendidos y valorados.

Pareja: para muchas personas establecer una relación de pareja es uno de los pilares fundamentales de su vida. Contar con alguien con quien el amor, el respeto y el compromiso sean mutuos.

Trabajo: encontrarnos en un empleo que nos disgusta puede minar significativamente nuestro estado de ánimo, ya que es el lugar en el que pasamos la mayor parte de nuestros días. Por otro lado, estar sin empleo supone un duro golpe emocional dado que nos resta independencia y en ocasiones afecta nuestro sentimiento de valía personal.

Un cúmulo de infortunios

Cuando, en general, nuestra situación personal en todos los ámbitos es favorable, somos capaces de asumir que uno de ellos flaquee. Si terminamos la relación con nuestra pareja podemos apoyarnos en nuestros amigos y familiares. Por otro lado, si surge un problema familiar es más sencillo sobrellevarlo con el apoyo de nuestra pareja.

La dificultad viene cuando varias de estas áreas se tambalean al mismo tiempo. Si perdemos nuestra independencia económica al mismo tiempo que nos deja nuestra pareja y no contamos con amistades en quienes confiar, podemos llegar a sentir verdadera angustia.

Nuestra mente comenzará a vagar por todo aquello que no ha salido como deseábamos y nos encontraremos tan confusos y desorientados que no sabremos cómo continuar. Es en este momento cuando las emociones negativas se apoderan de nosotros y nos sentimos sin fuerzas para combatirlas.

¿Cómo recuperar la alegría?

Mantén la calma, puedes utilizar alguna técnica de relajación para lograrlo. Cuando controlamos nuestra respiración, la mente se se tranquiliza al mismo tiempo. Ser presa del pánico no ayudará en ninguna circunstancia, por ello trata siempre de mantener un bajo nivel de activación.

Acepta la realidad. Luchar contra la corriente solo servirá para agotarte y desesperarte aún más. Asumir que las cosas son como son te permitirá ampliar tu perspectiva. Ahora te encuentras en un momento difícil, pero es pasajero y saldrás adelante

Aceptar no es resignarse. Es reconocer el punto en el que te encuentras y comenzar a actuar a partir de ahí. Toma decisiones para cambiar tu situación, pero no trates de arreglar todos los frentes al mismo tiempo. Ve tomando acción paso a paso y el sentirte cada día más cerca de tu meta te animará a continuar.

Acostúmbrate a valorar y agradecer lo que permanece en tu vida. A pesar de que algunas cosas que no funcionen, seguramente otras si lo harán. Aprende a apreciar los pequeños detalles de la vida y a encontrar la felicidad en ellos. De esta manera no dejarás espacio en tu mente para la negatividad.

Cuida tus pensamientos, pues son los que generan tus emociones. Cambia tu diálogo interno derrotista por otro que te recuerde tus fortalezas y te motive a continuar.

Cuida de ti mismo, no te dejes llevar por la apatía. Cada día realiza pequeñas actividades que te resulten gratificantes. Al final la vida es como montar en bicicleta: para mantener el equilibrio hay que seguir hacia adelante.

domingo, 5 de enero de 2020

Cuando no esperas nada... todo llega

Cuando no esperas nada... todo llega

A veces en la vida se trata de actuar lo mejor posible contigo mismo y con los demás, sin esperar nada a cambio. Es decir, hacerlo por una convicción moral y porque tus valores así lo dictan. El arte de vivir en paz es actuar y dejar que todo llegue, que los hechos hablen por ti, en lugar de tus palabras

«Cuando no esperas nada todo llega«. ¿Lo has oído alguna vez? Es curioso analizar las sencillas realidades que suelen esconderse en estas frases o expresiones de la psicología popular. Es posible que más de uno piense que eso de «no esperar nada» puede encerrar alguna actitud derrotista, de quien se deja llevar por los hilos de otros y por la fuerza de las circunstancias. Nada más lejos de la realidad.

No esperar nada y permitir que las cosas lleguen, es actuar con equilibrio, apertura y permisividad interior. Mirar la vida con tranquilidad, desactivando miedos, egoísmos e ideas negativas que pongan trabas a mis pasos. Mi mente está abierta a cualquier ventana. No espero nada y lo espero todo, porque al final, todo llega.

En el día a día y aunque te parezca lo contrario, solemos acumular muchas actitudes y pensamientos limitantes. Lo hacemos casi sin darnos cuenta… «Casi que no le propongo esto porque me va a decir que no». «Mejor lo intento otro día porque seguro que fracaso», «A mi esas cosas nunca me salen bien, así que para pasarlo mal mejor no lo intento…«

En ocasiones, somos nosotros mismos los artífices de esos muros que impiden que las cosas lleguen. Debemos estar abiertos, abiertos de mente y corazón: te enseñamos cómo conseguirlo.

Desactivando actitudes limitantes: todo llega
Empezaremos haciéndote una pequeña reflexión: si no somos conscientes de nuestras propias actitudes limitantes, nunca podremos derribar esos muros que nos impiden que las cosas lleguen. Para ello, para darnos cuenta de muchas de esas cosas que tenemos «alojadas» en nuestro interior, y que nos cortan las alas del crecimiento y parte de nuestra felicidad, debemos entender de dónde vienen las actitudes limitantes:

Nuestra educación

Una buena parte de lo que somos ahora, hunde sus raíces en esas etapas tempranas en las que construimos el vínculo con nuestros padres, abuelos y hermanos. Si no nos ofrecieron seguridad, si criticaron nuestros pensamientos e ideas, si nos sobreprotegieron o no nos demostraron cariño alguno, etc.

Es muy posible que a medida que maduraras, intentaras cambiar en ti muchas de esas actitudes limitantes. Que te atrevieras a hacer lo que decían que nunca harías, que hayas avanzado con pasos seguros volviendo el rostro a heridas del pasado.

Los ecos de una infancia traumática, suelen limitarnos en muchos aspectos. No lo permitas, nunca dejes de confiar en los demás, y aún menos que todo llega. Que las cosas buenas pueden ocurrir.

Experiencias negativas no gestionadas de forma adecuada

Si has sido abandonado por tu pareja, nunca caigas en el error de pensar que no mereces ser amado. Afronta el duelo con entereza, avanza siendo resiliente y abre tus esperanzas a la vida atreviéndote de nuevo a querer y a dejarte querer.

Si fracasas en un proyecto, no te rindas ni te atribuyas ideas como que no eres apto, que no eres hábil, capaz. Reestructura tus pensamientos, aprende de los errores, obtén un aprendizaje y enfócate de nuevo hacia ese propósito.

La vida no siempre es fácil, y dependiendo de la actitud y las estrategias personales con las que afrontemos las cosas, obtendremos un aprendizaje u otro.

En ocasiones, muchas de esas actitudes limitantes parten de nuestra propia personalidad, de indecisiones, de miedos, de cerrarnos puertas casi sin darnos cuenta porque preferimos seguir habitando en nuestro «círculo de seguridad».

La vida siempre está un paso más allá de tu zona de confort. Es ahí donde las cosas pasan y donde todo llega.

Permitirnos no esperar nada, soñándolo todo

La actitud no es no esperar nada, en absoluto. Sino que se trata reestructurar un poco nuestra actitud hacia la vida, hacia nosotros mismos, permitiéndonos que las cosas pasen. Te explicamos cómo:

Evita la «visión de túnel»

Todos lo hemos vivido alguna vez, son esos momentos en que nos focalizamos en algo en concreto, perdiendo a su vez la capacidad de ver lo que sucede a nuestro alrededor.

Puede que tengas esos días en que pienses que nada tiene solución, que las cosas «son como son» y que no hay otro remedio más que lo inevitable. Desactiva esos pensamientos. Tampoco hace falta ensalzar un «positivismo ciego» que nos cree falsas esperanzas. Coge aire y déjate llevar, no esperes nada pero mantén la mente abierta mirando todo lo que te envuelve. Déjate llevar con esperanza y tranquilidad.

Deja a un lado lo que sientes y piensa en lo que necesitas

En ocasiones, los sentimientos nos ciegan o nos aferran. Hay momentos en que el amor, por ejemplo, aún causándonos infelicidad, nos encadena a esa relación de la que no queremos «despegarnos».

En lugar de sentir, pregúntate qué necesitas. ¿Necesitas libertad? ¿Necesitas ser tú mismo? Permítete entonces ser feliz de nuevo. Al final, todo llega.

En conclusión, nuestra actitud hacia la vida siempre debe ser abierta, tranquila y segura. Mientras sepas cuáles son tus prioridades en el día a día, las cosas irán sucediéndose tal y como deben. Ir a tu ritmo, actuar lo mejor posible. También, dejar que las cosas sucedan es lo mejor que podemos hacer para con nosotros.

Tal y como dice Confucio (cit. en Jaspers, 2001): «exígete mucho a ti mismo y espera poco de los demás. Así te ahorrarás disgustos».

Esa frase también puede aplicarse a los acontecimientos que se devienen de la vida.

sábado, 4 de enero de 2020

Pasar página, tan necesario como las páginas

Pasar página, tan necesario como las páginas

Pasar página, como estilo de afrontamiento, no es sencillo. Por eso, quizás es una estrategia que aplicamos con menos frecuencia de la que nos conviene.
Pero, ¿dónde está su dificultad? ¿Qué beneficios podemos obtener al aplicarla?

A menudo, tomamos decisiones y nadie nos garantiza que las opciones elegidas sean las mejores. Conocemos cierta información de entrada o input – tal y como describe la teoría de la información – y, con ella, nos hacemos una idea o representación que servirá de base para nuestra decisión.

El proceso de toma de decisiones es inherente al conocimiento de información y tiene como resultado una información de salida o output -una información nueva, como las conclusiones, que influyen o son imprescindibles en la toma de decisiones-.

Por otra parte, en el contexto de tomar decisiones que implican despedidas, muchas veces y no para nuestro beneficio, alargamos la toma de decisión, ya sea por la implicación que tengamos, la percepción de lo que nos pertenece o porque creamos es lo necesario. Y sin embargo, todas estas creencias y reafirmaciones pueden no ser tan importantes como lo es pasar página.

En ese intento de encontrar una opción mejor, podemos perder tiempo y energía. Por ello, a veces más importante que las propias páginas, es pasar página.

Da igual la importancia que tenga clarificar una página, corregir algunos de sus aspectos o reecribirla con otros matices que marcan la diferencia. Da igual que consideremos que sea relevante o incluso necesario. Pasar página es un tipo de afrontamiento que dispone al cambio.

¿Y cómo se hace?

Evidentemente, algo complejo no se puede resumir en pasos simples. Pero sí que es sencillo, y sin embargo puede costar, ubicar cada emoción en su lugar. Describirla, nombrarla o darle un nombre son técnicas que se usan en las terapias de tercera generación como la terapia narrativa, la arteterapia o el mindfulnes.

Reconocer cada emoción, en cada una de esas páginas, es necesario e importante para avanzar. También puede suceder, que antes de pasar página queramos considerar algunos elementos, pero recuerda siempre que más importante que eso, será pasar página.

Pasar página, no es un cambio brusco ni tampoco significa que tenga que ser un proceso largo, lento o tedioso. Se trata de integrar las emociones a cada espacio libre o cubierto.

Pasar página, por lo general, va acompañado de unos principios y unos valores que son congruentes a las decisiones que se toman. Sin embargo, es fácil que personas se precipiten en pasar página y luego quieran volver a las páginas anteriores.

Pasar página, por lo general, va acompañado de unos principios y unos valores que son congruentes a las decisiones que se toman. Sin embargo, es fácil que personas se precipiten en pasar página y luego quieran volver a las páginas anteriores.

Es posible renombrando, identificando los porqués y razonando cada emoción. La deconstrucción es una técnica propia de la terapia narrativa, que permite que nos demos cuenta de aspectos negados o que no hemos podido ver con claridad y se han presentado.

Así mismo, la terapia emotiva racional –TREC– también puede ayudar a cuestionar algunas decisiones implementadas. El interrogatorio socrático puede ser usado para buscar pensamientos en muchos sentidos y para muchos propósitos, incluyendo: explorar ideas complejas, alcanzar la verdad de las cosas, explorar cuestiones y problemas, desmontar supuestos, analizar conceptos, distinguir lo que sabemos de lo que no sabemos, seguir hasta el final implicaciones lógicas de los pensamientos o controlar el debate

Por eso, es importante la claridad o discernimiento. Cuanto más alta sea esta, más se verá necesario pasar página. Y aquí sí, los principios que acompañarán a la decisión de pasar página, son los que nos guíen en nuestras decisiones, enfocadas a mejorar no sólo en un problema específico, sino también a nivel personal.

Pasar página, un afrontamiento centrado en el problema

Pasar página es mucho más que un compendio de actitudes y decisiones que se toman ante una situación determinada; es un estilo de afrontamiento que se puede adoptar para resolver un problema.

Sin embargo, el proceso de pasar páginas abarca dos puntos de vista distantes que marcarán la diferencia entre un afrontamiento positivo de uno negativo.

Las estrategias de afrontamiento se contemplan como:

Estilo cognitivo. Modo habitual de procesar la información y de utilizar los recursos cognitivos (la percepción, la memoria, el procesamiento…). El estilo cognitivo puede variar en función de cada personalidad.

Estado o proceso dependiente de la situación. Un estado que analiza las estrategias o acciones llevadas a cabo por una persona en diferentes situaciones.

De la misma manera esas estrategias o acciones que llevamos a cabo se pueden clasificar en:

Con orientación al problema: la persona se centra en hacer frente a la situación, buscando soluciones al problema. Hay una búsqueda deseada de solución, de recomposición del equilibrio, roto por la presencia de la situación estresante.

Con orientación en la emoción: la persona busca la regulación de las consecuencias emocionales como estrategia de afrontamiento.

Así, pasar página es una estrategia positiva siempre que esté enfocada a la superación del problema y no por una retroalimentación emocional.

Por eso, es importante ser cautelosos cuando tomamos medidas de afrontamiento. En algunas ocasiones, podríamos pensar que estamos adoptando un estilo de afrontamiento enfocado en el problema, cuando en realidad estamos realizando un tipo de afrontamiento evitativo.

Algunas personas tienen mayor facilidad para adoptar este estilo de afrontamiento proactivo, mientras que otras pueden verlo como una cuenta de pendiente pronunciada. Sin embargo, pasar página desde la reflexión y el cocimiento siempre es positivo, ya que nos permite avanzar y adquirir mayor fortaleza en el sistema de afrontamiento.

viernes, 3 de enero de 2020

La teoría del Yin y el Yang: la dualidad del equilibrio


La teoría del Yin y el Yang: la dualidad del equilibrio

La teoría del Yin y el Yang nos dice que todo lo que nos rodea se compone de dos fuerzas opuestas que se unifican en armonía para favorecer el movimiento y, a su vez, el cambio. Así, mientras el Yin simboliza lo oscuro, el agua, lo intuitivo y la capacidad de nutrir la vida, el Yang constituye el ímpetu, lo luminoso, la expansión y el fuego.‌

Este concepto arraigado en el taoismo constituye por sí mismo un marco de reflexión innegable y, a su vez, maravilloso. Ahora bien, en medio de tal sugerente juego dialéctico y conceptual donde todo parece tener su opuesto y a su vez su otra parte complementaria, hay un hecho evidente. Un matiz que nos caracteriza a todos nosotros, a esta sociedad moderna, avanzada, brillante y, por supuesto, globalizada.

La teoría del yin y el yang no se limita a la filosofía china en exclusiva, sino que puede aplicarse a todos los conceptos existentes.

En la actualidad, nuestra visión personal se limita a ver todo aquello que nos envuelve en términos absolutos y dicotómicos. Las personas son buenas o malas. Eres racional o eres emocional. O estas conmigo o estás contra mí. Si no eres inteligente eres ignorante. La felicidad es lo opuesto a la tristeza. Si no apruebas mi verdad estás defendiendo la mentira. A su vez, y no menos importante, hemos construido un entramado social donde enfatizamos el Yang en casi cualquier escenario.

Valoramos lo racional por encima de lo emocional, enfatizamos la fuerza, el dinamismo y ese sentido de dominación que enmarca muchas veces a las sociedades patriarcales. Se nos ha olvidado alimentar o cuidar esa mirada más holística, esa percepción capaz de ver la realidad como un continuo y no como un juego de fuerzas donde una siempre debe prevalecer sobre la otra.

Reflexionemos sobre ello.

La teoría del Yin y el Yang: lo que elegimos esconder

Todos sabemos reconocer el clásico símbolo del Yin y el Yang. Así, y aunque este diagrama tenga su más remoto origen en la filosofía china, cabe decir que esta idea, este concepto, tiene su testimonio en múltiples culturas. En la tradición hindú, egipcia o en la hebrea aparece también esa manifestación de lo dual, ese colorario donde el día y la noche, lo masculino y lo femenino, la tierra y el cielo, configuran ese sentido de armonía donde lo opuesto se complementa y fluye para dar dinamismo y sentido a la vida.

Por otro lado, algo que nos sugiere la teoría del Yin y el Yang es que cada uno de nosotros ya llegamos a este mundo «completos». En nuestro ser confluyen capacidades, cualidades y características que por sí mismas constituyen un todo variado, inmensamente rico y a veces hasta contradictorio. Sin embargo, nos percibimos con una serie de rasgos muy concretos, definitorios y absolutos. Por ejemplo, podemos vernos como seres nobles, juiciosos y bondadosos. Sin embargo, se nos olvida también que la violencia puede surgir en el instante menos esperado.

Podemos concebirnos como personas muy activas, pero de vez en cuando también nos abraza la pereza. Podemos sentirnos felices y desesperados en un mismo día. Somos esos seres capaces amar y odiar al mismo tiempo (y a una misma persona). Aún más, uno puede llevar una vida regida por la lógica y el razonamiento más objetivo y en un momento dado, despertar, cambiar. Darse cuenta de que ese no es el camino y enfocar su vida hacia ese lado más intuitivo y emocional.

Carl Gustav Jung dedicó una buena parte de su vida a estudiar esta idea. Para el psicólogo suizo el ser humano vive en una contradicción continua. A pesar de que todos lleguemos completos a este mundo, nuestra educación, el contexto o incluso nosotros mismos, elegimos qué partes ocultar, qué negar (nos) y qué rechazar.

Así, los hombres, por ejemplo, optarán por esconder su Yin, esa parte femenina, ese lado más emotivo, sensible e intuitivo que debe relegarse en un rincón para sacar brillo al Yang. A esa vertiente más dinámica, conquistadora, fuerte y enérgica. Jung explicaba que todo aquello que no aceptamos o que evitamos explorar o potenciar en nosotros mismos lo relegamos a la «sombra». Y ese acto, el de esconder lo que uno no quiere asumir, genera sufrimiento y contradicción.

Por otro lado, algo que nos sugiere la teoría del Yin y el Yang es que cada uno de nosotros ya llegamos a este mundo «completos». En nuestro ser confluyen capacidades, cualidades y características que por sí mismas constituyen un todo variado, inmensamente rico y a veces hasta contradictorio. Sin embargo, nos percibimos con una serie de rasgos muy concretos, definitorios y absolutos. Por ejemplo, podemos vernos como seres nobles, juiciosos y bondadosos. Sin embargo, se nos olvida también que la violencia puede surgir en el instante menos esperado.

Podemos concebirnos como personas muy activas, pero de vez en cuando también nos abraza la pereza. Podemos sentirnos felices y desesperados en un mismo día. Somos esos seres capaces amar y odiar al mismo tiempo (y a una misma persona). Aún más, uno puede llevar una vida regida por la lógica y el razonamiento más objetivo y en un momento dado, despertar, cambiar. Darse cuenta de que ese no es el camino y enfocar su vida hacia ese lado más intuitivo y emocional.

«Acepta tu lado oscuro, entendiendo que te ayudará a moverte con la luz. Conocer ambos lados de nuestras almas, nos ayuda a todos a avanzar en la vida y comprender que la perfección no existe »

-Martin R. Lemieux-

El Yin y el Yang: el símbolo de la transformación
La teoría del yin y el yang está habitada por pequeños y sutiles matices tan interesantes como inspiradores. Su símbolo, con esa onda central que divide el círculo, viene a recordarnos que la vida no es estática. Esa forma simboliza el impulso de la energía, el resurgir del cambio y la necesidad última por transformarnos, por avanzar hacia el crecimiento constante.

A su vez, también podemos ver cómo en el centro de cada parte hay a su vez otro círculo más pequeño y con el color opuesto. Simboliza la semilla del contrario. La teoría del yin y el yang nos recuerda que no debemos vernos a nosotros mismos en términos absolutos. Tampoco debemos ver la vida en el clásico prisma por el cual o todo es blanco o todo es negro. En el ser humano, como la en propia vida todo es relativo y todo puede cambiar en un momento dado.

Nuestra armonía personal parte de la propia capacidad por mantener el equilibrio entre todas las fuerzas que confluyen en nosotros. Para ser felices hay que saber gestionar la tristeza. Para amar con madurez hay que amar también los claroscuros del otro. Para contribuir a nuestro desarrollo como seres humanos debemos hallar ese punto donde lo emocional y lo racional sintonicen, un espacio propio de autoconocimiento, de aceptación y expansión.

Intentemos por tanto trabajar en esas energías opuestas que aún habitan en nosotros para crear un todo más armónico, significativo y por encima de todo, satisfactorio.